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El sabe...

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Caminaba de un lado para otro, desde el extremo de una pared hecha de un extraño material cristalino hasta el otro lado, donde un tenue rayo de luz plateado bañaba el piso en unos 2 o 3 metros a la redonda. Se veía cansado, pero molesto sin duda. Su ansiedad lo hacia andar de un lado para otro, sus pasos eran firmes pero el sonido hecho por ellos parecía delatar cierta flaqueza...

Sus ojos se posaban en el rayo luminoso que entraba por una ventana muy alta, eran de un color gélido que se confundía aveces con el de la habitación. De cabello largo y blanco que le llegaba hasta la cintura, tez clara y fracciones mas finas que las de una estatua de mármol tallada hasta el mas mínimo detalle. Mediría quizá 1.90, cosa que le ayudaría con las enormes alas que le nacían de la espalda, hermosamente hechas de unas plumas pálidas y elegantes. Su vestimenta no era menos llamativa, una especie de camisa cubría su pecho, donde nacía el cuello colgaba un dije en forma de luna menguante, su pantalón, si así se le podía decir no difería mucho del diseño de su prenda superior, pues hasta el final de las extremidades portaba también adornos con la misma figura.

-¿Por qué?- Interroga a la luz que se cuela. -¿Por qué me la quitaste? ¡¡Dímelo!!- Exclama con fuerza, deteniéndose finalmente para encarar a quien parece tener la respuesta a sus preguntas. -Sabes cuanto la adoro, cuanto la necesito... cuanto la amo... - Se adentra en la cortina luminosa y alza la vista, sus ojos se entrecierran pues aun es intensa a pesar de su poca fuerza.

-Tú mejor que nadie conoces mi situación, has visto todo lo que hemos pasado, lo que vivimos, ¡lo que sufrimos!- Pone especial énfasis en esa ultima parte. -Incluso sabias... que pensaba dejar todo esto, renunciar a mi Imperio, a imponer mi voluntad sobre otros, a desafiarte a ti y a Luzbel... para tener una vida normal con ella... - Aprieta los puños, su cuerpo tiembla del resentimiento acumulado y sin liberar. -¿Entonces por qué? ¿Por que me la arrebataste?- Se deja caer de rodillas al piso, hablando en voz baja, golpeando el piso y conteniendo el llanto. -¿Por qué no pude evitarlo...? Ella no merecía esto...

-Disculpa, mi señor...- Una mujer robusta y estatura mediana miraba con profunda pena a el ángel, quien al darse cuenta de inmediato se pone de pie y va con ella, alejándose del rayo de luz. Esa habitación era privada y solo él y otra persona tenían permitido entrar, el castigo a cualquier otro que pasara era tremendo, sin embargo aquella señora era especial.
-Camellias. Sabes muy bien lo que pasa a aquellos que no tienen mi permiso de estar aquí.-
-Lo lamento, pero me tenia preocupada, mi emperador.- Dice mientras el ser divino pasa a un lado de ella, dirigiéndose a un bulto que descansa sobre una delgada plaqueta de hielo y pétalos de flores. El ángel lo mira y se arrodilla frente al cuerpo, poniendo la mano derecha en lo que parece ser la frente de alguien. -La emperatriz no volverá, mi señor...-

Esto hizo que algo en el pecho del ángel se sintiera oprimido, pero intento mantener la calma. -¿Quién lo asegura? Encontrare la forma, lo sé. Me volveré más poderoso... cuando yo sea el unico dios en el universo mi voluntad será la ley y...-
-¡Eso no le devolverá la vida a Kyra!- Interrumpe bruscamente y continua. -Mi emperador... Majora... debes entender que ella se ha ido, que debes continuar sin ella...- Se acerca a él con paso decidido pero sin tratar de molestarlo.
-Nana... eres tú la que no entiende, encontré a quien tanto esperaba. A quien se me prohibió conocer, a mi pareja... No la perderé ahora, y menos por capricho de él.- Mira de reojo aquella luz con desdén y de nuevo posa sus ojos en el cuerpo envuelto en vendas.
-¿Y no será mas bien tu capricho? Eres muy aferrado, ¿has pensado que quizá él sabe lo que es mejor para ti?- Majora se queda en silencio, trata de decir algo pero no encuentra palabras que expresen su sentir, su pensar... -Después de todo él te hizo, sabe lo que hay en tu corazón, intenta que escojas la mejor opción. ¿Por que no lo buscas y te dejas llevar por lo que tiene preparado para ti?-

-¡No, eso nunca!- Responde el emperador del Bien y el Mal, como se había auto nombrado.
-¿Acaso te da miedo que lo que tenga preparado para ti no es lo que quieras? -Camellias busca el rostro de Majora, pero este la evita. El silencio se apodera del lugar un incomodo rato. La mujer de cabellos negros desiste y va a una puerta de cristal que aparece de repente. -La felicidad no consiste en tener todo lo que quieres, mi niño.- Sale de la habitación, mientras que por primera vez en mucho tiempo en la vida del ángel, lagrimas mojan su cara y de paso, el cadaver que yace junto a él.

-Pero la felicidad de la vida es compartirla con alguien... - Agacha la cabeza, recargando la frente en el pecho de Kyra, entre sollozos Majora le pide perdón...
Fragmento de las Memorias del Ángel Cruel.

Es una pequeño relato que escribi hace un año, espero les guste.

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Fragment of Cruel Angel´s Memories

This is a tale that I write a year ago, I hope you like it.
© 2007 - 2024 SoraSolStrife
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SoraSolStrife's avatar
Gracias, significan mucho para mi tus palabras. Y si, es su verdadera historia, mucho antes de los Hakkeshus, mucho antes del planeta mismo. Me alegra que te haya gustado la narración, me esforcé en eso y que tratara de reflejar lo triste de la situación.

Tu también ánimos, sigue esforzándote. ^^